“Cada uno de nosotros habla, se mueve, piensa y siente en forma distinta, de acuerdo , en cada caso, con la imagen de sí mismo que ha construido con los años. Para modificar nuestra manera de actuar debemos modificar la imagen de nosotros mismos que llevamos dentro. Esto implica, desde luego cambiar la dinámica de nuestras reacciones, no el mero reemplazo de una acción por otra. Tal proceso supone no sólo cambiar nuestra autoimagen, sino también la índole de nuestras motivaciones, movilizar además todas las partes del cuerpo interesadas en ello…”
(Dr. Moshé Feldenkrais, Autoconciencia por el movimiento, Paidós)
“...la postura se relaciona con la acción, no con el mantenimiento. Lo apropiado de la “actura” puede juzgarse desde dos puntos de vista, que suelen llevar a conclusiones contrarias. Si dirigimos nuestra atención a la acción que se pretende lograr, la mayoría de las personas actúan acertadamente y su postura corporal es la mejor posible, considerando los medios y los conocimientos que tiene a su alcance. Por ejemplo el niño que ha de sentarse en sillas no diseñadas cuidosamente para su edad, y sin debido aprendizaje del hecho de sentarse, experimenta en consecuencia un desarrollo insuficiente de los músculos de las articulaciones pelvianas...
...una persona bien coordinada puede adoptar cualquier posición durante cualquier periodo sin malas consecuencias que acompañan la misma configuración para aquellos que la adoptan con naturalidad. El mal efecto que sí vemos no es debido a una configuración anatómica que sea prejudicial por sí, sino a que es forzada y es la única de que se sirve la persona mal coordinada para ejecutar el acto...
(Dr.Moshé Feldenkrais, El Poder del yo, Paidós).
“El presente método se ocupa ante todo de enseñar un modo mejor de acción y se sirve del cuerpo, del que uno puede aprender directamente, en su propio lenguaje corporal...

...nosotros no enseñamos “la manera correcta” de respirar sino todos los modos de respiración posible… no enseñamos a mantener el estómago subido plano, sino toda la gama de la contracción abdominal, desde la henchida expansión hasta la total descarga de la cavidad abdominal según la practica en el yoga. Sucede lo mismo con la pelvis, la cabeza y cualquier articulación del cuerpo. El efecto final es que en cada situación el conjunto se adapta de la mejor manera posible, porque nos damos cuenta de las contracciones parasitarias que no se mantienen para ningún fin, sino solo a pura fuerza de una postura pervertida. Se examina así toda la gama de inhibición y excitación y se llega a ser capaz de una acción consciente y de tomar la plena responsabilidad de ella.
No hay casi ninguna relación entre la gimnasia y este método de reeducar el conjunto.
Nosotros no obtenemos todo el juego de cada articulación mediante la repetición, la ejercitación del músculo ni el aumento de la velocidad y de la fuerza, sino extendiendo y perfeccionando el dominio cerebral del campo muscular. Lo hacemos todo muy despacio. No se remedia cualquier dificultad de ejecución con resueltos empeños de fuerza de voluntad y violencia para realizar el acto proyectado, sino empleando la inducción para hacer perceptible el mal dominio. Así se elimina la acción contradictoria recuperando la capacidad de inhibir las partes contraídas y excitar las fláccidas, atónicas. No es infrecuente que se reestablezca en pocos minutos todo el juego de una articulación, mientras que con simple ejercicio costaría meses. Además el sujeto aprende el arte de aprender, que es aplicable a toda función. Y el dominio que se gana, una vez en la conducta normal, permanece efectivo sin especial atención a la articulación ni ejercitación de ella...”.
(Dr.Moshe Feldenkrais, El poder del Yo, Paidós).
“Madurez significa la capacidad de vivir con autonomía, para estar libre. Es decir, una vida elegida por uno mismo, desarrollando la propia facultad de una relación escogida por uno mismo respecto al entorno natural y humano. Esto incluye una óptima sensibilidad y movilidad para responder al medio ambiente, más la capacidad de poder dividir cualquier experiencia vivida en partes y saber combinarlas de otra manera para una situación nueva, diferenciarlo y finalmente disponer en una situación determinada no solo de un patrón de reacción, sino de poder tener varias opciones a elegir.
Todo esto significa saber hacer. Otras características de saber hacer son: ligereza, uso del mínimo esfuerzo con la máxima eficiencia y un pleno control con toda su vitalidad.
(Peter Jacoby. El Método Feldenkrais, Bibliothek der Feldenkrais – Gilde)